Verdeo
Lectura para un 23 de abril, Día del Libro. A quien ha servido de inspiración, a quien ayudó con su experiencia vital a hilvanar las frases que componen este relato. Los olivares verdeaban entre gotas relucientes de rocío y la humareda limpia de las lumbres encendidas para paliar los fríos de la mañana gateaba entre los árboles dibujando espirales ascendentes. El tamborileo de la vara contra las ramas acompañaba las voces de las mujeres que, en cuclillas sobre la tierra, recogían las aceitunas en el mandil o en el vuelo de la falda para vaciarlo una vez lleno en las banastas de mimbre, donde los críos retiraban las hojas y hierbajos o las que estaban machacadas. Todo un trabajo en cadena que mantenía ocupadas a las mujeres y los hijos hasta tal punto que las escuelas se cerraban desde mediados de octubre hasta algo más de mes y medio después. Puesto que la mayoría de los hombres trabajaba en las dehesas, y muy pocos en sus propios campos, eran forzosam