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Microrrelato X

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  Desconexión... No hay tiempo que perder, se dice.  Quién sabe cuándo volveré a pensar con claridad.  Con trazo firme escribe en la libreta: “Te quiero, nunca lo cuestiones.  Adoro, aún desde mi oscuridad, tu beso de buenas noches y el olor a café que traen tus buenos días.  Me reconforta el calor de tus manos sobre las mías.  De los hijos que te di recuerdo el dolor de parirlos, aunque no sus nombres.  Atesoro el aroma de tu piel.  Que no te pueda, que mi alzheimer no te…”.  El trazo cede, la libreta cae al suelo.  Y entrando en una nebulosa de la que no logra salir regresan  la letanía y el balanceo: ¿Qué hora es?  Pero, ¿qué hora es?                                                      R. Elena Molano Gil.

Heridas

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 Relato publicado en el libro de "El 27" con motivo de los Sanjuanes 2023.   La violencia de género es una realidad que ha de denunciarse desde el ámbito educativo, político, social y cultural.  Concienciar y educar también es posible desde las letras.  No es amor, es violencia y mata.  Los personajes y situaciones son ficticios.  Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.      Las diez campanadas que marcan la hora consiguen traerla de vuelta.    Sin abrir aún los ojos recordó que a las tres de la madrugada se fumaba un cigarrillo junto al limonero del patio y que después escuchó las cuatro, las cinco, las seis…. Entonces debió quedarse dormida, rendida por el sueño y el agotamiento que alimentan la rabia y el miedo.     El olor a cerrado disipado por fin entre    las ventanas abiertas.    La calle a la que da gran parte de la casa había ofrecido un intenso ir y venir de gente desde primera hora de la mañana en estos últimos días.    Paisanos, grupos de turista

Lo que perdimos

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  Poemario publicado en la Antología "Encuentros y luces" del III Certamen Literario de Relato y Poesía  de Encinas Reales.   I.                 Maldiciones Desde el quicio de esta añosa puerta, la tuya, he vuelto a ver el sol ponerse, discreto, y en mi mano, cual tesoro,    la llave de la  casina  que antaño fuera un hogar, el    nuestro. Malditas las aguas que tu cuerpo velan,                                               ese hondón oscuro que nos separa.                    Maldito el barrunto, maldita el ansia de esperar a que el doctor llegara. Entre el llanto de la nueva vida que naciera te fuiste silenciosa, sin despedirte dejándome una hija en los brazos, miedo por vez primera y por tu ausencia respeto.   II.               Barrunto No hubo tiempo de mudarte, ya lo siento. Vinieron a las malas, con el poder que otorga el dinero, y yo padre y viudo, muerto en vida con la pequeña en brazos, sin saber, ebrio de    pena día y noche , aprendiendo. Qué mal barrunto trajeron,

Verdeo

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      Lectura para un 23 de abril, Día del Libro.  A quien ha servido de inspiración, a quien ayudó con su experiencia vital a hilvanar las frases que  componen este relato.        Los olivares verdeaban entre gotas relucientes de rocío y la  humareda limpia de las lumbres encendidas para paliar los fríos de la mañana gateaba entre los árboles dibujando espirales ascendentes.       El tamborileo de la vara contra las ramas acompañaba las voces de las mujeres que, en cuclillas sobre la tierra, recogían     las aceitunas en el mandil o en el vuelo de la falda para vaciarlo una vez lleno en las banastas de mimbre, donde los críos retiraban las hojas y hierbajos o las que estaban machacadas.     Todo un trabajo en cadena que mantenía ocupadas a las mujeres y los hijos hasta tal punto que las escuelas se cerraban desde mediados de octubre hasta algo más de mes y medio después.     Puesto que la mayoría de los hombres trabajaba en las dehesas, y muy pocos en sus propios campos, eran forzosam